De Fidel se quejan porque no tiene otro partido, a los que tienen otro partido se lo cierran, ¿pero qué carajo quieren? Quieren dominarnos, quieren mandarnos. Y uno se cansa de protestar y de gritar y de tener bronca.
sábado, 31 de mayo de 2008
UN ARCHIVO SOBRE LA FORAJIDA HEBE PASTOR DE BONAFINI...
De Fidel se quejan porque no tiene otro partido, a los que tienen otro partido se lo cierran, ¿pero qué carajo quieren? Quieren dominarnos, quieren mandarnos. Y uno se cansa de protestar y de gritar y de tener bronca.
martes, 20 de mayo de 2008
EL CRIMINAL GEORGE BUSH ELOGIO LA POLITICA DE "DERECHOS HUMANOS" DEL GOBIERNO KIRCHNERISTA...¡¡BRAVO CRISTINA!!
Como era de esperar, ni lerdos ni perezosos, los medios locales pusieron manos a la obra para el ocultamiento de semejante doble acto vergonzante, porque, por un lado, el presidente George Bush hijo nada puede argumentar sobre los derechos humanos y porque, por otra parte, los supuestos "derechos humanos" que se defienden en nuestro país son únicamente los reconocidos para los delincuentes subversivos de ayer, los mismos que violaban sistemáticamente los derechos de la población argentina común y corriente en pos de una ideología internacionalista. Allí radica la doble vergüenza, digna, por otra parte, de las reglas de juego sinárquicas.
A principios del mes de abril de 2008, salieron a la luz algunas declaraciones gratificantes para el gobierno kircnerista, dado que George Bush expresó en una carta que "elogio al Gobierno por los pasos que está ahora tomando para juzgar a numerosos oficiales que fueron previamente perdonados por abusos de derechos humanos". ¿Se habrá acordado George Bush que sobre quien hace alusión -el agente internacional Carlos Saúl Menem- fue íntimo amigo y colaborador de su padre, George Herbert Walker Bush?
El testigo presencial de este mamarracho, y a quien iba dirigida la carta, fue Héctor Timerman, ni más ni menos que ex cónsul argentino en Washington, y actual embajador local en Estados Unidos. Timerman y Bush se vieron en el Salón Oval de la Casa Blanca, donde intercambiaron mutuas alabanzas, al tiempo que el hebreo Timerman presentó las credenciales para formalmente hacerse cargo de la embajada argentina en aquél país.
"Ahora veamos la verdad. Timerman tenía vinculaciones con el financista de los montoneros David Graiver y además instigaba a la actividad subversiva desde el diario "La Opinión", donde trabajaban muchos terroristas confesos. Entre los principales colaboradores de Timerman en su diario estaban Andrés Alsina Bea, militante del ERP que intervino y fue condenado por el secuestro y asesinato del industrial italiano Sallustro; Francisco Urondo, integrante de FAR, responsable entre otros hechos del asesinato del almirante Berisso; Juan Gelman y Miguel Bonasso, del nivel superior de la conducción de montoneros; Tomás Eloy Martínez, apologista de Trelew (N. de R.: actual gran colaborador del diario "La Nación"...), y muchos más. La tendencia ideológica de los colaboradores de Timerman se reflejaba naturalmente en los artículos del diario, tanto en las secciones de política nacional, internacional, como en las secciones y suplementos culturales. El editor responsable de todo el material era el mismo Jacobo Timerman.
(…)
“Entre las acciones no relacionadas con los Graiver que Timerman confesó con orgullo, figura la fundación por él de la revista “Confirmado” para propiciar la caída del gobierno constitucional de Arturo Illia, tal como finalmente sucedió en 1966. Después de esta fecha, aparecen en “Confirmado” artículos en los que el director se vanagloria de haber propiciado y pronosticado el golpe de 1966, y de tener estrechos contactos con muchos de los militares que lo protagonizaron. En otras palabras, Timerman no creía en aquel tiempo que todos los militares argentinos fuesen “fascistas” ni sentía un respeto muy grande por el orden constitucional (…)
“Por confidencias de un periodista de su diario, Timerman supo dónde estaba secuestrado el director de Fiat, Oberdam Sallustro, pero “no consideró mportante” dar aviso a la policía. Sallustro murió asesinado por sus secuestradores. Sin embargo, el director de “La Opinión” también se presentó ante la prensa internacional como ferviente defensor de los derechos humanos. Pero para quien tiene memoria es fácil recordar que demostró muy poca preocupación por las víctimas de la subversión en el período 1971-74, y que en aquel tiempo su diario hablaba frecuentemente de “ajusticiados” cuando se refería a soldados muertos por terroristas”.
Entonces, para ver como es esto de los “derechos humanos”, el embajador Héctor Timerman reconoce que Estados Unidos ayudó a su padre, hebreo sionista íntimamente relacionado financiera y mediáticamente a la delincuencia subversiva marxista en los años 70 y que, por si esto fuera poco, también apoyó algún que otro golpe de Estado… Como se ve, es cierto, Jacobo Timerman fue un campeón de los DD.HH. de todos los tiempos…
Pero continuaron lloviendo los elogios en torno a la política de los “derechos humanos” del kirchnerismo. Tal es así que unos días después de ese amistoso intercambio de elogios entre Héctor Timerman y George Bush, éste último le envió otra carta a aquél –fechada el 15 de abril de 2008-, la cual dice así algunos de sus párrafos:
“Querido Héctor,
Primero, acabo de terminar “Prisionero Sin Nombre, Celda Sin Número”, de tu buen papá. Me tocó el coraje y el intelecto de tu papá.
Segundo, me recordó que el mal merodea y que la falla de no ver y hablar sobre alienta el sufrimiento.
(…)
Así que gracias por darme el libro y gracias por tu cálida dedicatoria”.
El periódico “La Nación” afirma en una nota del sábado 15 de Abril de 2008, que llevó por título “Otro Gesto de Bush hacia la Argentina”, que “Bush dató su carta el martes 15, apenas 6 días del encuentro que protagonizaron en el Salón Oval. Timerman le entregó sus cartas credenciales y un libro como regalo, que el mandatario republicano prometió leer”. Que, asimismo, “al parecer, [Bush] cumplió con su palabra, tal como también se lo comentó al rabino argentino Tzvi Grunbatt, ese martes, en esa misma oficina nuclear de la Casa Blanca”. El último párrafo muestra, a las claras, la internacionalización y el negocio que representan, al día de hoy, los “derechos humanos”, donde cualquiera –aún los delincuentes terroristas y sus colaboradores, como en nuestro país- se autoadjudican su defensa, donde cualquiera habla en nombre de ellos y donde los prontuarios parecen no tenerse en cuenta: “La carta presidencial [de George W. Bush] encarna el tercer gesto personal de Bush a Timerman y, por extensión, a la Argentina en apenas nueve días. Entre esta misiva y aquella presentación de credenciales con elogios, medió el encuentro con rabinos del movimiento Jabad, el 14. Bush los saludó uno por uno y al escuchar de dónde provenía Grunbatt le respondió: “¿La Argentina? Las cosas se perfilan bien allí”…
Tortura y abusos indescriptibles del ejército imperial de los Estados Unidos contra iraquíes. Héctor Timerman agradeció a George Bush el que su país haya ayudado a exiliarse a Jacobo Timerman, golpista y con lazos subversivos en Argentina, durante el liberal Proceso de Reorganización Nacional de 1976-1983.
viernes, 9 de mayo de 2008
LOS HERMANOS ABAL MEDINA: TRAGICA HISTORIA DE INTRIGAS, TRAICION Y MUERTE
JUAN MANUEL, AQUEL JOVEN DEL NACIONAL BUENOS AIRES...
No eran tiempos para bromas los que vivía la Argentina inmediatamente después de los bombardeos a Plaza de Mayo en junio de 1955, como tampoco lo fueron una vez consumado el golpe de Estado liberal de la "Revolución Libertadora" tres meses más tarde. Por ese entonces, varios de los que después engrosarían las filas de la delincuencia subversiva marxista, autoadjudicándose el mote de "peronistas", estaban más que contentos porque la sinarquía internacional tiró del gobierno al Teniente General Juan Domingo Perón.
Existía, nos contó un viejo compañero de Juan Manuel Abal Medina en el Colegio Nacional Buenos Aires, un consenso bastante aceptado sobre qué postura había que tener frente a los sucesos de 1955 y posteriores: o se era 'gorila' traidor o se estaba con el pueblo de la Patria. Y 'gorilas' hubo a montones...significativamente muchos conspicuos jóvenes de buena posición -los más- que asistían al Nacional Buenos Aires.
Quien esto relata compartió aula con Juan Manuel Abal Medina, y hace unos días estuvo dispuesto a contarnos detalles interesantísimos de uno de los infiltrados de los años 70 en el Movimiento Nacional Peronista. "Juancito" Abal Medina era un cag..n, un tibio, todo lo contrario a su hermano menor, Fernando Abal Medina, quien estaba decidido a defender aquello por lo cual creía y, vale decirlo, por lo que lo mataron una noche de setiembre de 1970, aunque como más tarde veremos, fue engañado.
En el Nacional Buenos Aires, Juan Manuel se destacaba en Latín, y se granjeó la amistad del profesor de dicha lengua. Entre 1955 y 1956, y como todo estudiante que asistía al prestigioso colegio público, el joven Juan Manuel vestía de saco y, en una de las solapas, se le podía ver una insignia que llevaba una "V" y una Cruz, símbolo que significaba "Viva Cristo" o "Viva la Iglesia", en franca oposición con el peronismo. Que incluso, el ex compañero de clases recuerda que Juan Manuel Abal Medina, temeroso como era, escondía su insignia dejándola puesta o colgada del lado de adentro del saco, para que no sea vista por los demás. Sus padres lo mismo, eran antiperonistas fanáticos... Otro dato que nos daba era que Juan Manuel celebraba el derrocamiento de Perón, y que en el mismo curso del Nacional Buenos Aires, y en tiempos de la golpista "Libertadora", coexistían 'gorilas' con socialistas que trataban de imitar la vestimenta del embajador en Uruguay Alfredo Palacios. Todo esto mientras el peronismo estaba proscripto.
El que sí era bravo, nos contaba este ex compañero de clases, era Fernando Abal Medina, dos años menor que "Juancito". Y de lo que siempre había dudado nuestro informante era de la muerte prematura de Fernando, en William Morris, provincia de Buenos Aires. Por lo pronto, y antes de adentrarnos en ese episodio, hay que aclarar que Juan Manuel Abal Medina, el mediocre hombrecito veinteañeros que llegó a ser secretario general del PJ cuando gobernaba Héctor José Cámpora, era 'gorila' y, por ende, antiperonista declarado, que luego abrazó el marxismo procubano de Montoneros.
FERNANDO ABAL MEDINA Y EL SOSPECHOSO TIROTEO DE WILLIAM MORRIS EN 1970
El tema de la muerte de los primeros fundadores del grupúsculo Montoneros, que entonces se llamaba "Comando Montonero Juan José Valle", es bien siniestro y se mantiene oculto. Solamente una versión simplista y poco convincente es la que se desparrama por los pasillos cada vez que se intenta dar una explicación sobre el asunto. Intentaremos revelar algo:
Cuando los fundadores de Montoneros deciden secuestrar y asesinar al Teniente General Aramburu a finales de mayo de 1970 y principios de junio, a los delincuentes les prometieron desde la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) del gobierno del General Juan Carlos Onganía que le iban a pagar la friolera de 20.000.000 de pesos fuertes porque era un obstáculo para el desarrollo de la "Revolución Argentina" que, según Onganía, duraría 20 años. El tema discurre en que por tal crimen, a los delincuentes les adelantaron la suma de 5 millones de pesos, quedándoles adeudados los restantes 15.000.000 que, como ahora veremos, jamás le pagaron.
La promesa del pago de dicha deuda, en verdad, iba a efectuarse la noche del 7 de setiembre de 1970, o sea, unos meses después de terminado el "trabajito" (matar a Pedro Eugenio Aramburu), en la pizzería "La Rueda" que estaba ubicada en las calles Potosí y Moctezuma de William Morris, en el Gran Buenos Aires. La obra "Aramburu: el Crimen Imperfecto" de Eugenio Méndez se refiere a la zona como "con calles de tierra, mal iluminadas y casitas bajas".
Al frente del grupo de Montoneros que iba a cobrar los 15.000.000 de pesos se encontraba Fernando Abal Medina. Él junto con José Sabino Navarro y Luis Enrique Rodeiro son los que entran a la pizzería "La Rueda" y piden tres cafés. Fuera de ella, y a una distancia prudente, estaban Mario Eduardo Firmenich, en una pick-up, y Norma Arrostito junto a Norberto Rodolfo Crocco en un Dodge. Completaba la escena Gustavo Ramus que estaba aguardando dentro de un Peugeot; todos los sicarios que hicieron el 'trabajo sucio' de asesinar a Aramburu, por las dudas, estaban armados.
Dice en la página 113 de la obra "Aramburu: el Crimen Imperfecto":
"Eran las 20.10. Un poco ansiosos, miraban por la ventana. Ramus, también impecable, con traje gris, corbata marrón y camisa blanca, se mueve nerviosamente en el asiento del Peugeot. Bajo el chaleco tenía la canana con municiones. Apoyada en las piernas, la ametralladora, y a su derecha, al alcance de la mano, una valija negra para guardar el dinero. Miró preocupado el reloj y les hizo una seña a los compañeros de los otros vehículos. Se colocó un revólver en la cintura y bajó del auto, dejando la puerta semiabierta. Lentamente y tratando de no llamar la atención, ingresó en la pizzería. Se acercó a la mesa del fondo y apoyando los brazos en el respaldo de una silla preguntó en un murmullo:
"-Son las ocho y veinte, ¿qué hacemos?
"-Hay que esperar, no tenemos otra alternativa -le contestó Abal Medina".
En la Comisaría 4º de William Morris, que estaba ubicada en la calle Victoria 1231, suena el teléfono y una voz anónima le explica al oficial principal Armando Hass que "en el bar "La Rueda" acabo de ver a tres integrantes de un grupo extremista que llegaron en tres vehículos en los que hay bombas y otros materiales explosivos"... Y la voz anónima, antes de responder cómo es que sabía eso, cuelga. Los delincuentes de Montoneros no cobrarían la deuda sino que habían sido delatados. Estos datos están corroborados en la Causa 145/75, que es la que investigó -hasta que curiosamente se frenó- el secuestro y muerte de Pedro Eugenio Aramburu.
Alertados por el denunciante anónimo, desde la Comisaría 4º envían cuatro agentes a la pizzería "La Rueda", y el relato del libro que venimos citando, así lo señala:
"La brigada la formaban cuatro hombres, ya que eran sólo tres los sospechosos, según la denuncia. Fueron Roque Hernández, cabo primero y ametralladorista; Mario Bravo, cabo y chofer, con una pistola "cuarenta y cinco"; Rodolfo Carusso, cabo, con otra "cuarenta y cinco" y el oficial Armando Hass, con una Itaka.
"Recorrieron despreocupados las diez cuadras que los separaban de la pizzería "La Rueda". Detuvieron el patrullero en la esquina y Hass les ordenó a Carusso y a Hernández que bajaran. Estos cumplieron la orden y se dirigieron hacia la puerta. El chofer corrió el auto más hacia la esquina, quedando perpendicular a la puerta y entre dos árboles podados al ras, cuyos troncos estaban pintados de blanco".
Dentro de la pizzería estaba Fernando Abal Medina, Rodeiro y Sabino Navarro. Cuando Sabadinno, el dueño de "La Rueda", es interrogado por el cabo Carusso sobre si "había unos tipos raros" dentro del local, lo único que aquél atinó a decir fue "Mirá, Carusso, los únicos nuevos son aquéllos", y señaló a Abal Medina y compañía. El resto de la historia ya lo imaginarán. Al momento en que los agentes de la policía bonaerense van a pedirle los documentos, comienza una balacera infernal que hiere de muerte a Fernando Abal Medina y a Gustavo Ramus, quien éste último, por el afán de ayudar a sus compañeros de la trampa urdida, intenta arrojar una granada hacia donde estaban algunos agentes policiales pero, alcanzado por un itakazo del oficial Hass, Ramus cae al suelo al tiempo que le estalla encima de él la granada que iba a lanzar.
Ese fue el final de Fernando Abal Medina. La historia de esta traición se cerró, podría decirse, cuando en 1971 Norberto Crocco, otro de los fundadores de Montoneros bajo el auspicio implícito de la SIDE, vengó la muerte de Abal Medina y de Ramus, asesinando a quien debía pagarles los 15.000.000 de pesos restantes que nunca llegaron. Acto seguido, Crocco se suicidó, pero ese es otro tema que ahora no podrá divulgarse.
Un último dato: en un bar de Capital Federal, hace un tiempo atrás, un ex oficial del Ejército Argentino nos dijo bien clarito: "Firmenich era un agente del Ejército"...
Siendo 'gorilas' y "pseudonacionalistas", así empezaron su carrera política los hermanos Abal Medina, hoy auspiciados como "revolucionarios" por los remanentes de la subversión marxista que los aclama. ¿Lo sabía usted?